Hoy, 31 de marzo de 2020, Día de la Visibilidad Trans, volvemos a unirnos un año más para certificar algo tan fundamental como nuestra existencia. No cabe dentro de la filosofía discusión alguna sobre nuestra realidad: las personas trans vivimos, sentimos y caminamos como parte activa de la sociedad.
En este año de mujeres LBT, desde el Grupo de Políticas Trans de la FELGTB, de la que Castelló LGTBI forma parte, queremos alzar la voz por todas aquellas mujeres trans que, en este periodo de alarma a causa del coronavirus, están atravesando un mayor estado de vulnerabilidad: por las mujeres trans trabajadoras del sexo, por las mujeres trans que están sufriendo la violencia machista hoy más que nunca, por aquellas que se han tenido que ir al paro y ver sus ingresos mermados. Por ellas, por nosotras, hoy más que nunca decimos que las mujeres trans estamos aquí. Porque la sororidad y el feminismo nos une en épocas como estas, más que nunca.
En el inicio de esta nueva década, debemos superar, de una vez por todas, la visión patologizante hacia las personas trans. Una visión binarista y cisheternormativa que presupone que, a cada cuerpo, le corresponde un determinado sexo y unas características específicas. La concepción social de las personas trans, tan sesgada por el prisma del sistema sexo-género y de la dualidad hombre-mujer, impide erradicar el sufrimiento de quienes no encontramos concordancia entre el sexo que nos asignaron al nacer (cuando no antes) y nuestra vivencia interna.
Por todo ello y más, las personas trans reivindicamos:
- La plena despatologización de las identidades trans. Que el reconocimiento que ha hecho la Organización Mundial de la Salud de que no estamos enfermas llegue a todos los niveles administrativos y sociales y dejemos de necesitar de tutelas médicas para validar nuestras identidades.
- El derecho a la autodeterminación del género. El reconocimiento de que solo nosotres podemos saber, expresar y certificar quienes somos, y el derecho a ser tratades conforme a nuestras identidades, las que nosotres vivimos, no las que otres nos quieran imponer.
- El derecho a elegir si acometemos o no un tránsito de cualquier tipo, especialmente físico, al igual que la individualidad de cada proceso de tránsito, marcado por las circunstancias, necesidades y deseos de cada persona.
- La protección plena de las personas trans menores. Les niñes trans tienen que poder desarrollar libremente su personalidad sin sufrir incomprensión familiar, acoso escolar o tutorizaciones normativas de su expresión de género que vayan en contra de su identidad y su dignidad.
- La adopción inmediata de medidas urgentes para paliar la discriminación que sufrimos, como un plan de choque para revertir la situación de desempleo, que sitúa a la población trans en grave riesgo de exclusión social con tasas superiores al 85%.
- El fomento de la investigación en el ámbito sanitario para desarrollar protocolos que verdaderamente incluyan todas las variables y diversidades de las personas trans que deciden acometer un tránsito físico. Ello debe incluir necesariamente una investigación farmacológica que permita desarrollar medicamentos adecuados para nuestras realidades.
- El pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, porque las personas no binarias y los hombres trans también abortamos, gestamos y queremos tener acceso a servicios sanitarios y ginecológicos que velen por nuestra salud desde una perspectiva libre de transfobia.
- Especialmente, en este año dedicado a las mujeres LTB, reclamamos también la necesidad de elaborar protocolos de seguimiento para las mujeres trans que han optado por acometer la intervención quirúrgica de sus genitales. La teoría y la práctica sanitaria someten a las mujeres trans a un desamparo y abandono absolutos, totalmente inadmisibles.
- Un movimiento feminista interseccional que tenga en cuenta todas las formas de ser mujer, especialmente de ser mujer trans: mayor, racializada, con discapacidad y/o diversidad funcional, joven, precarizada…
- Campañas formativas e informativas para la sociedad general; que promuevan la comprensión de la diversidad y de las realidades trans binarias y no binarias. Incluyendo campañas dirigidas al el personal de las Administraciones Públicas, especialmente el personal sociosanitario.
Por eso, hoy, como cada año, las personas trans volvemos a reivindicar el espacio en la sociedad que nos corresponde por derecho propio.
Porque tras décadas incansables de lucha, en este país las mujeres, hombres y personas no binarias que nacimos desafiando las expectativas impuestas según nuestras características sexuales; seguimos sin ver reconocidos nuestros derechos y libertades. La discriminación, el acoso, la violencia machista, la exclusión social, laboral, educativa e institucional continúan siendo nuestro pan de cada día, pero ya no nos escondemos más, puesto que los pasos que hemos dado se nos están haciendo pequeños. Con la despatologización de las identidades trans en 2018, la Organización Mundial de la Salud confirmó lo que las personas trans llevábamos diciendo desde hace mucho tiempo: la diversidad de género no es una enfermedad y la ley 3/2007, aunque pionera en su momento, se encuentra desfasada y obsoleta.
Necesitamos la aprobación inmediata de la Ley Estatal de Igualdad LGBTI, que contiene en su seno un conjunto de disposiciones trabajadas por los colectivos trans, cuyo resultado sería la equiparación con el resto de la ciudadanía, para que muchas de nosotras no tengamos que marcharnos de este mundo antes de tiempo; para poder vivir como somos desde que nacemos y no tener que esperar a cumplir los dieciocho, los treinta, los cincuenta o los setenta hasta tener la seguridad y la autonomía para hacerlo, ni necesitar el permiso de un tercero para ello. Para poder trabajar, estudiar o caminar por la calle sin miedo; para que no se nos juzgue por nuestras decisiones o por nuestro aspecto.
No queremos más, pero tampoco queremos menos. Exigimos lo que necesitamos.
Seguiremos luchando contra las acciones de aquellas personas que pretenden disfrazar su odio tergiversando y corrompiendo ideologías, religiones o movimientos sociales para provocar rupturas y enfrentamiento.
Porque hoy, más que nunca, somos personas trans, orgullosas y visibles, ahora y siempre.