Estimado Casimiro: Normalmente nos callamos ante la intolerancia y el desprecio de la Iglesia católica hacia las personas LGTBI, pero todo tiene su límite. Ya no se trata de qué las personas LGTBI creyentes no puedan formar parte de tu club privado, ahora has montado una jornada de formación para que tus fieles aprendan a odiarnos.
En la carta que has dirigido a todos tus fieles para invitar a participar en dichas jornadas de formación, te atreves a decir qué “se quieren sacar más leyes en el campo de la ideología de género” y qué “no podemos permanecer acríticos, desinformados, pasivos y mudos ante iniciativas contrarias a la dignidad de las personas y del bien común de nuestra sociedad”. Lo que tu llamas ideología de género, nosotros lo llamamos Derechos Humanos y no podemos consentir que te apropies de nuestra dignidad como personas, porque nos estas llamando ciudadanos y ciudadanas de segunda, estás diciendo que las personas gais, lesbianas, trans, bisexuales e intersexuales sobramos de vuestra sociedad y con ésto generas un discurso de odio qué nos afecta directamente ya que esos discursos son la antesala a los delitos de odio , las agresiones, las humillaciones, los insultos y el menosprecio qué sufrimos.
No obstante, si tan interesado estás en “la razón de la fe y la esperanza, de la belleza y la verdad del don de la vida humana y de la antropología cristiana” no estaría mal que enfocaras estas jornadas de formación a explicar a tus fieles cómo habéis mitigado desde la Iglesia católica el sufrimiento de violaciones a niños y niñas por parte de pederastas, curiosamente muchos dentro de tu propia institución.
Pastora de Florencio
Presidenta de Castelló LGTBI